Un día gris, detuve mis pasos en un escaparate de una tienda de marcos, y tras el cristal, me deleité con un cuadro de Rosa Oria, hipnotizada ante tal espectacular engranaje de luz y de color, despejó el cielo, se esfumaron las tinieblas y la vida aromatizaba más humana, más vida, por pincel que abraza las formas, el movimientos, la libertad de expresión.
La obra de Rosa se caracteriza por la perfección, la percepción minuciosa y la entrega de su corazón al pincel capta pupilas, bocas, arrugas, olas, al más mínimo detalle.
Pintura limpia, volcánica, pasional, capaz de parar el tiempo y de sumergir el espectador en un deleite de cuento, de simbología y de magia.
Con Rosa Oria, oirás la brisa de mar, acariciarás los sueños, la mitología, la interacturación humana, serás princesa de un cuento, inmigrante que victorioso, cruza el mar, amapola que acaricia la brisa, africana de mirada felina, duende alegre del país nunca jamás, enamorado-a que abraza la vida, ojos que vencen la tristeza, que la sienten, que la superan, hada que vuela, amor que ama....
Su obra es el reflejo de su persona: Clara, concisa, bella, sencilla, sencilla, especial e inolvidable.
Leduina Blanco García. Abogada.