"Juego de manos"
De Tornasol cuenta el diccionario que es (amén de "girasol, planta"; no viene al caso) un "reflejo o viso que hace la luz en algunas telas o en otras cosas muy tersas".
Nada más cerca y más lejos, a un tiempo, de la propuesta final de quienes un día decidieron atecharse bajo semejante etiqueta: lejos porque el grabado, en tanto técnica y en tanto obra, es un acto y un hecho contrario, casi por definición, a la limpieza y a la suavidad, cualidades inseparables de la tersura. Grabar es rascar, manchar, prensar, y las huellas de tal violencia, a poco que se observe, resultan bien patentes en las imágenes que emergen, casi milagrosamente, al final del proceso; unas imágenes cuya superficie, cuyo relieve, casi parece invitar tanto al tacto como a la vista. Pero también en tanto manchas, en tanto reflejos o visos o meras formas temblorosas, los grabados ingresan por derecho propio en el catálogo de las luces y las sombras que intentan desde hace siglos conmover nuestra mirada.
Juegos de manos, pues, y juegos de luces. Como buen colectivo, Tornasol no es nada más (ni nada menos) que la compleja suma de un conjunto de individualidades que, una vez afirmado tal punto de partida común, el grabado en sus múltiples facetas, campan a sus anchas por el vasto territorio de la imaginación desarrollando estéticas personales capaces de dar cabida a la figuración, a menudo caprichosa, a la abstracción, a menudo sinuosa, a contornos difusos, a trazos interrumpidos o a paisajes irreales ya urdidos en silenciosos blanquinegros o ya envueltos en un cromatismo más propio del sueño, la nostalgia o el deseo que de la prosaica acción del químico y el tórculo.
Pasear por Tornasol, en suma, supone asomarse a una curiosa galería de retratos imposibles, tercamente dispares, pero orquestados, a fin de cuentas, por un insistente aire de familia. De familia bien avenida, por cierto, como lo son todas las familias emparentadas por la única ley del entusiasmo, el cariño y la sospecha compartida que los juegos, para ser sinceros, hay que tomarlos muy en serio.
Por muchos años
Isamel Piñera
Claudio Alvargonzález, 16, 1º
33201 Cimadevilla - Gijón
Asturias
Horario
L-V 9:00-13:00/16:00-19:00
S-D Cerrado
C/ Óscar Olavarría, 11 Bajo
33201 Cimadevilla - Gijón
Asturias
Horario
L-V 12:00-13:30/18:30-21:00
Sáb. 12:00-13:30
C/ Tránsito de la Corrada, 1
33201 Cimadevilla - Gijón
Asturias
correo@fundacion-alvargonzalez.com
FUNDACIÓN ALVARGONZÁLEZ © 2024