SOLEDAD

EMILIA FALGUERAS MEJÍAS

Nace en Madrid, en el año 1937, en plena guerra civil española. Este hecho condiciona toda la infancia de la pintora, con miedos interiores a expresarse. La afición y el interés por la pintura, la necesidad de expresión a través de formas y colores, echa raíces visibles en su adolescencia. La pintur de Velázquez siempre le produjo especial atracción estética.

Es el año 52 cuando empieza a pintar con cierta asiduidad, decorando mosaicos, algunas telas y varias pinturas al óleo en cuadros de madera.

Los temas que suele reflejar en sus pinturas son motivos que ofrece la naturaleza; paisajes de todo tipo y flores diversas. Curiosamente, viviendo ya en esos años en Asturias, los paisajes que evoca reflejan, más bien, los colores habituales de la gama de los amarillos, propios de Castilla. También suelen utilizar los contrastes claroscuros.

Luego viene un paréntesis, una larguísima pausa en su obra, pero nunca abandonando este arte en su interior. Sacar adelante una amplia familia es razón suficiente para que su deseo de pintar tuviese que esperar. En todo caso, en la madurez de su vida vuelve a retomar los pinceles. A partir del año 1989 se reencuentra con la pintura.

Dispone entonces de más tiempo, tiene ocasión de viajar a Aracena -tierra natal de su madre- donde se encuentra con un panorama mágico, un castillo... Quién sabe por qué resurge su necesidad de pintar. Sigue pintando paisajes y flores; es lo suyo. Pero va incorporando, sin hacerse preguntas, otros temas que se le aparecen: las casas y sus elementos, escenas de la actividad humana...

No imagina que sus pinturas puedan estar destinadas a ser contempladas más allá del círculo de sus allegados; y aunque en alguna ocasión, a principios de los noventa, a través de la Fundación La Caixa, le surgió la oportunidad de exponer sus cuadros, no llegó nunca a dar el paso definitivo para mostrarlos.

Después de las opiniones vertidas por el público familiar y más próximo, decide, en la primavera del 96, llevar la pintura fuera de estos límites presentándose a concursos de carteles anunciadores de las fiestas de diversos pueblos de Castilla, quedando finalista en todos ellos. Poco a poco fue obteniendo el aliento suficiente para atreverse a mostrar a todo el mundo su obra. A finales del verano del 97 participa en el IV Premio Internacional de Pintura Puerto Banús, organizado por la prestigiosa sala de arte "Galería Tudores" de Puerto Banús (Marbella), siendo finalista.

Asimismo, participa en dos exposiciones colectivas organizada por el Centro Municipal de Cultura "Antiguo Instituto" para artistas noveles en ls primaveras del 97 y 98.

Juan Antonio Campo Herbera

Licenciado en Psicología