Nació en Gijón el 9 de agosto de 1816.
Estudia las primeras letras en el Instituto Jovellanos de su ciudad natal, donde obtiene el título de Piloto. Ingresa en la Armada, como alumno de la Escuela de Guardiamarinas de Ferrol, en 1835, y combate en varias batallas navales en el Cantábrico durante la Primera Guerra Carlista.
En 1844 asciende a Teniente de Navío y es destinado a diversos buques, tanto en la Península como en Ultramar.
En 1855 asciende a Capitán de Fragata y pasa a Santander como Comandante de la plaza; este período de casi tres años es el único de su carrera que permanece desembarcado.
En 1861 asciende a Capitán de Navío y se le concede el mando de la fragata de hélice “Villa de Madrid”. El 20 de diciembre de 1864 se une a la Escuadra del Pacífico, compuesta por seis fragatas, cinco de ellas de madera, y en penoso estado.
El 7 de febrero de 1866 se encuentran en aguas de la isla chilena de Abtao con la escuadra chileno-peruana, con la que entablan una batalla naval, llevándose la peor parte los americanos. Bombardean a continuación Valparaíso y el 2 de mayo de 1866, la Escuadra, sin apenas carbón ni víveres, y con tripulación cansada, se acerca en orden de batalla al puerto del Callao, defendido por 90 cañones y torres acorazadas. A las cinco horas de bombardeo español, quedan desmontadas todas las piezas enemigas menos tres; con la niebla del anochecer se dio por terminada la acción, última hazaña de la Marina Española en las costas americanas del Pacífico. La fragata “Villa de Madrid”, al mando de D. Claudio fue la primera de la Escuadra en tocar puerto español.
En julio de 1866 fue ascendido a Brigadier y en diciembre cesa en el mando del “Villa de Madrid”.
De ideología política marcadamente liberal, con preferencia a la monarquía como forma de gobierno, al triunfar la Revolución de 1868, solicitó el retiro para no sacrificar sus ideales políticos y los juramentos y promesas, como hombre de honor. Con la restauración monárquica de 1874 volvió al servicio activo hasta el retiro definitivo de la edad reglamentaria.
Pasa el resto de su vida en Gijón, siendo querido y respetado por sus vecinos, dedicado a sus negocios, colaborando con la prensa local, participando, en fin, en la vida gijonesa.
Fallece en Gijón a la avanzada edad de 80 años, el 21 de agosto de 1896.